26 de octubre de 2015

Ser gay es una mierda

En serio. Una puta mierda.
¿Todas esas películas y series que te cuentan lo maravilloso que es ser gay, vivir rodeado de compañeros heteros modernos en el instituto que te aceptan como eres y padres que te quieren incondicionalmente?
Todo mentira.
La realidad no es esa.
Al menos, no es mi realidad.
Mi realidad es sangrar cada día a escondidas.
Mi realidad consiste en morir lentamente mientras nadie se da cuenta.

4 comentarios:

  1. Somos ese alivio cómico en cada película.
    Ese personaje secundario que jamás tiene repercusión alguna en la novela.
    La morbosidad disfrazada de compasión por lo dramática que puede llegar a ser nuestra vida en la manida subtrama de una serie en la que el protagonista acaba consiguiendo a la chica.
    Nosotros nunca conseguimos al protagonista. Ni conseguimos serlo.
    Somos el complemento perfecto de esa chica resplandeciente.
    El chiste gastado que nadie entiende pero del que todos se ríen.

    Si Brokeback Mountain y Burning Blue me han enseñado algo es que la historia solo se centra en nosotros si es para ACABAR con nosotros.

    El odio incandescente de personas que no te conocen quemando en tu piel.
    La nula reciprocidad del sentimiento más puro que somos capaces de emitir.
    El anhelante silencio de la figura del amado, que se recrea con la amada.
    Y la soledad eterna de la pena que nos destroza.

    Vivir tu vida como un personaje recurrente no debería ser llamado vivir.

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    1. Quizás algún día dejemos de ser personajes recurrentes. Quizás algún día logremos ser protagonistas de nuestra propia vida.

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  2. Quizás no se trata de vivir en un escenario equivocado, sino de que nosotros mismos aún no estamos totalmente perfilados para el mundo que nos envuelve.

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